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¿Truco o trato?

Autor: Ana Rosa Sanfeliu, PP Castellón

En nuestra cultura, si la decisión de ETA de abandonar la lucha armada la hubiera tomado un 28 de diciembre, pensaríamos que nos tomaban el pelo, pero en este mundo globalizado y a vísperas de la fiesta de Todos los Santos, la sensación no es muy distinta.

Con esa pregunta estereotipada y globalizada de ¿truco o trato? Los españoles asistimos incrédulos a una declaración de intenciones unilateral y condicionada de la banda armada sobre que va a dejar de matar.

Decía Pepiño Blanco que esta declaración ha estado forzada por el trabajo de las fuerzas armadas y la presión del Estado de derecho. Hummm…suma, pero no creo que haya sido lo decisivo. Realmente, tras el paripé de una cumbre internacional en la que los terroristas aparecían como el pueblo marginado y sesgado, todo parece responder a una maniobra política orquestada. Primero de quien, por supuesto, se siente fuera de contexto en un Estado de derecho: le atenaza la vigilancia policial y la muerte no está bien vista, ya no es aceptable, ya no son víctimas de la represión. El saldo de esa batalla se ha quedado a cero.

Pero por otro lado, está la posibilidad de optar por una vía más sútil, más acorde a los tiempos que corren y que, además lleva al mismo fin: la independencia del País Vasco. ¿Por qué no? Se habrán preguntado una parte de los etarras. ¿Por qué no utilizamos una solución similar a la kosovar? Alcanzamos representación en los órganos representativos constitucionales, conseguimos la fuerza necesaria en el parlamento vasco: primero con pujanza en las elecciones nacionales y luego en las autonómicas vascas. Y conseguido esto, con mayoría en el parlamento, simplemente, y de nuevo, de manera unilateral, proclamamos nuestra independencia desde el sistema democrático.

Ahora, los que hemos sufrido tener que asistir a cuarenta años de muertes a manos de ETA, nos atenaza la incertidumbre, el dolor de no creer en los asesinos. En si lo hacen con condiciones para liberar a los presos, si lo hacen con el fin de pasearse junto a los demócratas en las calles. No entendemos cómo de un día para otro, tenemos que hacer como si el terror no hubiera existido, como si los cañones jamás hubieran matado a bocajarro o las bombas no hubieran mutilado a guardias civiles, policías, políticos, padres, abuelos y niños… y cegados por esta encrucijada, no leemos la jugada maestra.

El fin no ha cambiado. Ellos no han cambiado. La banda no se ha disuelto. Las ideas no se han reconvertido. Los asesinos, no condenan la violencia, ni se retractan de lo que han hecho.

Hay que leer entre líneas. Ver más allá. ¿Adónde nos lleva esto?

Los corderos seguimos en el rebaño, pero algunos lobos se quieren poner lanas y mezclarse. No para balar por la paz, sino para destaparse cuando el rebaño duerma.

Por eso, me congratulo de que anuncien al menos el fin de las muertes, pero no bajo la guardia. Será mi cultura milenaria de la pax romana, y la terminología "para bellum" me suena más a balas asesinas que a preparar la guerra para la paz.. pero no entiendo a quien, con las manos manchadas de sangre, no exige perdón, sino una toalla democrática para limpiarse y seguir adelante.

 

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