Ni hablar del peluquín

Autor: Maria Nieves Martínez Tarazona, Vicesecretaría de Política Autonómica PP Castellón

El lenguaje castellano tiene esta frase, que bien viene a decir: “por supuesto que no” o “de eso ni hablar”. Esa sensación fue la que los ciudadanos de la Comunidad Valenciana, y prácticamente toda España, sentimos cuando vimos la ejecutiva que el secretario general del principal partido de la oposición. Si lamentable es ver el reproche de los desahuciados políticos madinenses en prensa, deplorable es ver como encargan, a nivel nacional, la regeneración democrática a aquel, que no por sabio sino por viejo truan de la política, se las ingenió para continuar siendo el máximo responsable en su feudo. Junto a él como no podía ser de otra manera se rescatan a antiguas ministras que habían puesto mar por medio, siendo conscientes del equipo de gobierno al que habían pertenecido causante de tantos despropósitos para el devenir de nuestro país.

Si ausente se ve la regeneración política en una ejecutiva con Lerma, Ciscar, Pajín o Puig una vez más como representantes del socialismo valenciano, más deplorable resulta un discurso en el cual su máximo representante toma como eje central, una vez más, a la iglesia y la lógica del no al secesionismo catalán, eso sí con el aplauso del máximo representante sindical que no se pronuncia sobre los temas que ere tras ere le han acusado directamente en el sur.

Ahora esa regeneración de clínica de estética, tendrá que posicionarse en propuestas lanzadas desde el partido popular en la búsqueda de la esencia de los políticos al servicio público y dar respuestas sin ambigüedades ante planteamientos como la tercera urna para la elección directa y a través de listas abiertas de los diputados provinciales, la disminución de diputados autonómicos, la elección de un tercio de los diputados por sufragio directo, la supresión del aforamiento de los diputados autonómicos, la elección como alcalde a aquel que encabece la lista más votada, el proyecto de ley de iniciativa legislativa popular con una disminución de firmas de 50.000 a 25.000... Ante todos estos planteamientos enfrente, de momento, no se ha planteado respuesta.

Esperemos que recapaciten su papel de principal partido de la oposición, y ante la desafección y crisis de confianza en la política, y llegado el momento de recuperar la esencia de las palabras servidor público, ya que es el pueblo el que nos legitima, enfrente no encontremos una vez más un “ni hablar del peluquín”. Hay que trabajar con una premisa, aunque provengamos de ideales dispersos, “nos debemos a los ciudadanos, ellos nos escogen y para ellos trabajamos”.

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