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Los presupuestos de la vergüenza

Autor: Isabel Bonig Trigueros, Presidenta del Partido Popular de la Comunitat el Valenciana

Ser o no ser, esa es la cuestión». La frase del soliloquio de Hamlet en la obra de William Shakespare sigue vigente cuatrocientos años después cuando la aplicamos a contextos distintos a la lucha entre la vida y la muerte como la concibió el dramaturgo inglés. Y retrata a quien se destina. Ser o no ser «creíble» es una pregunta que, dirigida al presidente del Gobierno Pedro Sánchez, tiene respuesta clara: no lo es. Y tampoco aquellos gobiernos emanados de pactos dañinos para la estabilidad como el valenciano que preside Ximo Puig con permiso de Mónica Oltra.

La confección de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) ha resaltado que lo que dijo Sánchez sobre que no se apoyaría en nacionalistas y en Podemos para acceder la Moncloa --algo que sí hizo-- ha sido superado con creces. Poner en manos de los antisistema y quienes quieren romper España las cuentas del país es de una supina irresponsabilidad.

Uno de los bofetones principales se lo llevan los valencianos que ven como la reforma del modelo de financiación que diseñó el PP desaparece de la agenda real. Eso sí, anuncian cantidades millonarias para Cataluña y los nacionalistas vascos afilan las uñas para sacar tajada a cambio de su apoyo, al igual que los golpistas catalanes que piden que el poder ejecutivo influya sobre el judicial para sacar a sus jefes de prisión. Una aberración.

Bruselas tiene mucho trabajo por delante para destripar estos presupuestos de la vergüenza para España y esperemos que no tengan recorrido por el bien de la Comunitat porque vería las inversiones en infraestructuras reducidas a la nada, cortada de raíz sus reivindicaciones y dejaría temblando a sus habitantes por la subida masiva de impuestos.

Los presupuestos autonómicos valencianos --que se asoman ya en su trámite parlamentario-- siguen la misma senda y no deberían ser la excusa para prorrogar una legislatura ya agotada pero parece el único objetivo porque no resolverán ninguno de nuestros problemas.

Sin la mejora del modelo de financiación, Puig se conforma con las migajas y poco margen tendrá para que el paro deje de ser una lacra en la Comunitat o la prestación de servicios básicos como la educación o la sanidad evolucionen positivamente. Puig y Oltra no son creíbles porque el grado de ejecución de presupuestos anteriores ha sido ínfimo y porque incluían ingresos ficticios que nunca llegaron.

Los españoles y los valencianos no merecen que su esfuerzo para salir de la crisis se dilapide ahora por quienes nos adentraron en la recesión. Los presupuestos como expresión máxima de las políticas de un gobernante son en este caso el reflejo de la incapacidad y ligereza con que socialistas, independentistas y antisistema disponen del dinero ajeno.

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