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El Francés

Autor: Manuel Altava Lavall, Portavoz de Justicia del PP en el Senado

Muy cerca de aquí, tras los Pirineos, se alza Francia. Una gran nación, llena de historia, de cultura, tradiciones, cuna de la Ilustración, patria de la revolución que para siempre llevará su nombre, morada de la llegada a nuestro mundo del ciudadano libre, igual y con ansias de ser fraterno de sus semejantes, tierra del chauvinismo, el Rey Sol, Molière y Napoleón, sede originaria del foie y el champagne y de tantas y tantas características, productos y personajes singulares,...

El francés es el vecino de siempre, en ocasiones parecido, en otras distinto y a veces igual. Y, salvando que es ciertamente tópico e inexacto que los pueblos sean de una determinada y concreta manera, habrá que servirse de esa licencia para –inexactamente- poder generalizar y así describir algo parecido a la realidad.

No es extraño saber de la existencia de ciudadanos galos que lucen apellidos españoles y viceversa, aunque en menor proporción en éste caso. Fue la guerra civil, aparte de otros momentos, la que llevó a muchos de los nuestros a establecerse en suelo francés en un exilio definitivo en su mayor parte. Hace años que es frecuente llamarse Renè García u Olivier Martínez. Así cabe recordar esa añeja selección francesa de fútbol entrenada por Michel Hidalgo e integrada por los Fernández, Larios, Castañeda y otros. Hasta hoy, su primer ministro, tiene orígenes españoles. Sin embargo, tanta cercanía y parentesco no pueden cambiar de un plumazo siglos de desconfianza y rivalidad. Es una constante la contradicción de la relación mutua en cada circunstancia, tratándose de nuestros hoy socios y aliados: somos habitualmente mirados entre el cariño y el desprecio, e igualmente nosotros les vemos las más de las veces algo así como admirados gabachos.

La reciente declaración en el país vecino como patrimonio cultural de la fiesta de los toros abunda en alguna teoría que cree firmemente que el francés es o se siente muy francés y, entre otras muchas cosas, algo también de español. También la ópera francesa Carmen denota una innegable fascinación por lo hispánico. Españoles y algo más, ya ven. Las comunicaciones, los transportes y la globalización acortan distancias y atenúan diferencias sociológicas y conductuales. El acceso a los idiomas ajenos o el general conocimiento del inglés son también una auténtica autopista que acerca a los pueblos entre sí física y espiritualmente.

Estamos en verano. Se acercarán en estas fechas y a nuestros festivales jóvenes y adultos/as franceses, ingleses y demás nacionalidades. Sirva este artículo para poner en valor que si tenemos en Castellón-Benicassim de los litorales más extensos continuados y cuidados de España, en estos momentos donde las elecciones europeas han parecido dar un cierto triunfo al extremismo, debemos tratar a los extranjeros que nos visitarán como siempre lo hemos hecho, porque con muchos de ellos, tenemos mucho que ver,...

 

 

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