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Descarril administrativo

Autor: Maria Nieves Martínez Tarazona, Vicesecretaría de Política Autonómica PP Castellón

Un proyecto como es el Corredor Mediterráneo, y más en los momentos actuales, hace abrir esperanzas a muchos sectores y en cascada a todo el pueblo valenciano.

Cuando la infraestructura se transformó en el Tercer carril parece que se hizo más palpable y creíble en los tiempos que vivimos. Dos comunidades punteras como Cataluña y la Comunidad Valenciana vieron la posibilidad de abrirse a Europa con este proyecto, y tras múltiples reuniones, no sólo políticas, sino con sectores económicos y empresariales se alcanzó el acuerdo de un proyecto y objetivo común.

El Ministerio de Fomento, con Ana Pastor a la cabeza, apostó por la infraestructura. De hecho hasta el día de hoy se han cumplido todos los plazos que había comprometido el Ministerio para la ejecución de la infraestructura, de manera que ésta sea realidad en 2015 desde Valencia hasta la frontera francesa y en 2016 desde Alicante.

Para implantar el ancho estándar europeo en este Corredor se han licitado desde finales de 2012 inversiones por un importe de 358,8 millones de euros y adjudicado contratos por valor de 177,1 millones de euros.

Cuando todo apuntaba a que el proyecto iba encarrilado, en los últimos días aparece en escena el alcalde de Tarragona con un recurso para anular el tercer carril, aludiendo motivos que bien podía haber expuesto en las múltiples reuniones y acuerdos previos con que se contó en la elaboración del proyecto.

Hasta aquí podía ser algo puntual, sin embargo, lo que más nos llama la atención a los valencianos no es eso, sino las declaraciones del señor Ximo Puig.

El mismo que ha hecho alegoría de prohibir el ging tonic en las instituciones,  haciendo creer a los ciudadanos que las instituciones más respetables por ser representación de la soberanía del pueblo son un club social, o que sólo si enseñas el carnet del PP te ponen el chupito o el carajillo.

Pues pasando por alto la desafortunada obsesión del señor Puig, lo que ha sido sorprendente han sido sus declaraciones a favor de su compañero del PSC aludiendo a que “su posición es razonable” y dejando una vez más de lado los intereses del pueblo valenciano que observa inaudito como los intereses partidistas son más potentes que el arrimar el hombro por superar el momento actual en inminente remontada y que necesita de infraestructuras como la que nos ocupa.

Si hay algo claro en todo esto es que la denuncia puede demorar la tramitación y las obras de construcción del tercer carril impidiendo que sean una realidad en 2015, lo que indicaría el único fin partidista de este juego, olvidándonos de los intereses de los valencianos.

Que el Corredor Mediterráneo es hoy una realidad en marcha porque cuenta con el apoyo inequívoco del PP y del presidente Rajoy ya que se trata de una infraestructura fundamental para la Comunidad Valenciana y para España es algo que nadie debiera cuestionarse, y de hecho me quedaré con las declaraciones del portavoz de infraestructuras del PSPV Frances Signes que lo definió como “la infraestructura más rentable de todo el Estado español y cuyo retraso provocará daños irreparables  a la economía valenciana y nacional”.

Quizás esto debiera hacer reflexionar al jefe de la oposición que dice querer trabajar por los valencianos.

 

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