Socialismo, terrorismo y patada a seguir

Autor: Vicent Sales Mateu, Concejal Ayuntamiento de Castellón y diputado provincial

La “patada a seguir” no solo es un recurso técnico-táctico del rugby, sinó que en política también hace referencia a la manera de deshacerse de alguien, cuya continuidad puede resultar molesta o incluso peligrosa. Y como son personas que valen más por lo que callan que por lo que dicen, es conveniente tenerlas contentas no sea que la cosa acabe estropeándose, así que se les pega una patada por elevación y a otra cosa mariposa.

Digo esto porque el pasado viernes el Ministerio del Interior, dirigido formalmente por Antonio Camacho, aunque la mano que mece la cuna sigue siendo el candidato Rubalcaba, ascendió a inspector jefe al mando policial José María Ballesteros, que está acusado de haberle entregado a Joseba Elosua –el denominado cobrador de ETA-, el teléfono móvil con el que recibió el “chivatazo” que estropeó la operación contra el aparato de extorsión de la banda.

Casualmente el ascenso de Ballesteros se producía solo un día despuésde que la Audiencia revocara el auto de procesamiento de los tres imputados y pidiera al juez Pablo Ruz, que continue investigando para encontrar más pruebas.

El policía Ballesteros, al que al revisar las cámaras se le observó en tres momentos diferentes en el Bar Faisan, el nido pro-etarra, había declarado no recordar si había estado nunca allí. Contrariamente a la costumbre cuando un agente de policía se ve imputado en un procedimiento penal, donde los responsables abren un expediente informativo, aquí en cambio, Ballesteros ha recibido el ascenso como premio por sus servicios.

Hace unos años, corría 1994, el periodista Iñaki Gabilondo entrevistó al que entonces era Ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, porque desde el Ministerio se había concedido el ascenso a General al Coronel de la Guardia Civil Rodriguez Galindo, comandante en jefe del Cuartel de Intxaurrondo, que estaba siendo investigado por su participación en la desaparición de los etarras Lasa y Zabala, que posteriormente aparecieron enterrados en cal viva. Belloch le comentó al periodista donostiarra que los méritos del Coronel Galindo eran indudables, ya que había detenido a numerosos comandos etarras. El entonces director del programa “Hoy por hoy” de la cadena SER, le dijo que todos los méritos contraidos por el Coronel Rodriguez Galindo, no le exculpaban de los delitos de tortura y asesinato de los jóvenes etarras.

Seis años después, el año 2000, el general Galindo fue condenado a 71 años de carcel y el exgobernador civil de Guipúzcoa, Julen Elgorriaga a 69, por la desaparición, tortura y asesinato de los etarras Lasa y Zabala.

No sabemos como acabará el caso Faisán, pero dada la tendencia de los gobiernos socialistas a caminar por el alambre en la lucha anti-terrorista, cualquier cosa es posible. La historia se vuelve a repetir, aunque ahora en forma de rocambolesca peripecia donde los buenos ayudan a los malos a que otros buenos no les detengan, por culpa de un mal llamado “proceso de paz” en el que los socialistas han cifrado su única esperanza electoral.

 

Opiniones deja tu opinionDeja tu Opinión
No existen opiniones para este elemento.

Arriba OpiniónOpinión Enviar a un amigoEnviar a un amigo Volver AtrásVolver Atrás