Presupuestos y recuperación

Autor: Ricardo Costa Climent. Diputado por Castellón y miembro de la Comisión de Economía, Presupuestos y Hacienda de Les Corts

Los Presupuestos Generales del Estado para 2012 –los primeros de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno– contemplan el mayor esfuerzo de consolidación fiscal de la democracia, un recorte de 27.300 millones de euros, con el fin de reducir el déficit para este año desde el 8,5% al 5,3%.

En resumen, se lleva a cabo una profunda reducción del gasto de los ministerios, y se incluyen una serie de medidas excepcionales de carácter tributario para aumentar la recaudación en 12.314 millones de euros.

Son unas cuentas austeras, dolorosas, especiales, excepcionales, coherentes y, lo más importante, responsables. En mi opinión, lejos de entrar a analizar y valorar el montante destinado a cada una de las Secciones o partidas de gastos, son unas cuentas que deben analizarse en su conjunto valorando el mensaje que implícitamente lanzan. Es decir, para el Gobierno el cumplimiento del objetivo de déficit del 5,3% es irrenunciable. Entiendo que existan dudas acerca de si con la reducción del gasto y la retirada de estímulos a nuestra maltrecha economía, la recuperación económica se verá en entredicho.

Muchos pueden sostener que esto es lo que ocurrió en otras recesiones importantes, como la Gran Depresión de los años treinta o en la crisis japonesa, en las que una retirada temprana de los estímulos volvieron a provocar depresión económica. Sobre este particular, cabe señalar que, en este caso, el Gobierno, además de apostar por la austeridad y por medidas que incrementan la recaudación, los ajustes se están llevando cabo junto con un importante programa de profundas y acertadas reformas estructurales.

Ahí es dónde radica la diferencia y, probablemente, la clave del éxito futuro. Cabe destacar que si el Gobierno de Rajoy está apostando por medidas impopulares y dolorosas es porque ya no hay margen de maniobra. Conviene recordar una serie de aspectos que creo que muchos, de vez en cuando, olvidan. España pertenece a una Unión Económica y Monetaria (UEM). El funcionamiento de ésta se basa en el cumplimiento de una serie de reglas. Nuestro país debe cumplir con los requisitos que el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) exige en términos de déficit y deuda pública. Pero, además, dependemos del exterior. No se puede permitir que los mercados cuestionen nuestra capacidad para cumplir con nuestros compromisos asumidos.

Los inversores deben confiar en nuestra economía y nuestros acreedores tener la certeza acerca de la devolución de nuestra deuda. Confianza, constituye el principal pilar en el que se sustenta la recuperación de la economía española. Como señaló el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, el principal problema de la economía, y que agrava la recesión, es la financiación de la economía.

Como consecuencia de las nefastas políticas del Gobierno anterior, el año pasado España se gastó la friolera de 90.000 millones más de lo ingresado. Así, los presupuestos destinan unos 29.000 millones de euros, cifra superior al ajuste presupuestario, a pagar intereses de deuda, es decir, 13 de cada 100 euros del montante presupuestario. Y los responsables de esas políticas son los mismos que hoy se atreven a criticar al gobierno de Rajoy, el cual intenta sin descanso solucionar el desaguisado que nos han dejado. Sí, esos mismos que lo único que supieron hacer en mayo del 2010 --cuando se agravaba la crisis de la deuda soberana en la Unión Europea--, fue reducir el sueldo a los funcionarios y congelar las pensiones.

Hoy, con unas medidas que gustarán más o menos a la sociedad, tenemos un Gobierno que dice la verdad, actúa con responsabilidad, sin demora ni titubeos y con un plan de acción bien definido para nuestra economía: reducción del déficit público y puesta en marcha de las reformas estructurales necesarias. Con ello, y el esfuerzo de todos, se sentarán las bases para que la economía española vuelva a recuperar la senda del crecimiento económico de forma sostenible en el tiempo.

 

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