Las desaladoras de la corrupción

Autor: Vicent Sales Mateu, Vicepresidente de la Diputación de Castellón

Causa vergüenza ajena escuchar a los socialistas de Castellón pedir que se pongan en marcha las desaladoras de la provincia. Las mismas desaladoras que nos costaron 500 millones de euros, un auténtico despilfarro y que no solo sirvieron para que las empresas amigas de los socialistas tuvieran importantes contratos, ahora también sabemos que sirvieron para financiar las campañas electorales del PSOE y de Compromís en la provincia de Castellón en 2007 y 2008, tal y como acredita la Guardia Civil y los tribunales de justicia.

El ruinoso negocio de las desaladoras socialistas pretendía minimizar el desastre que había supuesto la derogación del Plan Hidrológico Nacional, que financiado con fondos europeos, se tuvo que suspender y devolver el dinero a Bruselas, porque así lo exigió el peaje que pagamos los españoles para que los socialistas catalanes dieran su apoyo a Zapatero en el Congreso que lo aupó a la dirección socialista, que a su vez fue el preludio del relanzamiento del separatismo catalán, de la mano de los propios socialistas, con un gobierno tripartito de infausto recuerdo, que fue como el Kevin Roldán de Cristiano Ronaldo: Contigo empezó todo.

Dice la actual presidenta del PSOE, Cristina Narbona, a la que pronto veremos desfilar por los juzgados que había que poner en valor la desalación y por eso se dedicaron a repartir botellitas de agua por las playas. Aún recordamos la imagen del delegado y el subdelegado del Gobierno de entonces, bebiendo agua y diciéndonos que era «un proyecto de futuro en el marco de un desarrollo sostenible para el turismo». Si sería de futuro, que ahí están las desaladoras, paradas.

Porque vergonzoso fue que un PHN aprobado por el Gobierno sin partidismos, porque era el mismo que venía de la época socialista de Borrell, ni intereses políticos bastardos, sino siempre bajo criterios técnicos, fue derogado por la irresponsabilidad de los socialistas, que se negaron a traer agua de donde sobraba y siempre que sobrara, hasta donde hace falta.

Y es vergonzoso que la izquierda quiera presentarse ante el sector agrario sin haber pedido perdón por derogar el trasvase del Ebro, para construir desaladoras que nadie quiere utilizar, que contaminan el agua del mar, que gastan cantidad enorme de energía y que al final consisten en tirar agua dulce al mar, convertirla en agua salada y después volver a sacarla, quitarle la sal, y tirar ésta encima del lecho marino quemando la posidonia y la vegetación del fondo marino. ¡De locos!

Pero al menos algo sabemos ahora. Y es que esas obras ruinosas eran también el instrumento de golfería y mangantería que el PSOE y Compromís tenían para ir 'dopados' a las elecciones y hacer trampas robándole el dinero a los castellonenses y al resto de españoles, para gastárselo en soláriums, avionetas y preservativos.

¡Acabáramos!

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