La Ley de Transparencia

Autor: Manuel Altava Lavall, Portavoz de Justicia del PP en el Senado

La política debe dar un discurso de credibilidad. Y, en ese sentido, el Gobierno está cumpliendo sus compromisos con un ejercicio de transparencia sin precedentes. A tal efecto, la ley de Transparencia continúa su tramitación parlamentaria. En un año el Gobierno ha aprobado medidas anticorrupción que el PSOE fue incapaz de llevar a cabo en ocho años de Gobierno. La pionera Ley de Transparencia se extenderá a todos los partidos políticos como antídoto contra la corrupción. Todos los partidos estarán obligados a publicar su contabilidad y toda la información relativa a sus créditos bancarios; harán públicas las deudas contraídas con los bancos y se endurecerán las penas por ocultación, simulación o falseamiento.

Se tiene que hablar claro. El Partido Popular está actuando contra la corrupción con medidas concretas: Ha recuperado la responsabilidad penal de los partidos políticos, que se había eliminado en 2010 con el Gobierno socialista al frente; ha introducido medidas en el Código Penal contra el falseamiento y ocultación de cuentas públicas; ha modificado la Ley de Financiación de Partidos para controlar las donaciones que reciben los partidos y lograr que sus cuentas sean más claras y ha iniciado un pacto anticorrupción encargando un informe con propuestas al Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.

Así pues, la Ley de Transparencia debe ser el marco donde todas las formaciones podrán mostrarse transparentes y que actúan con un buen gobierno y, por eso, no debe tener ninguna paternidad, debe ser una obra de todos, porque la confianza de los ciudadanos la han perdido todos los partidos, sin distinción de colores. Mariano Rajoy ya expresó que la corrupción es un grave problema aunque extender la sospecha a toda la clase política es irresponsable y hay una inmensa mayoría de gente honrada que asume sus responsabilidades públicas con un alto costo familiar, personal y profesional.

Y, todo ello debe redundar en una confianza interior para con los ciudadanos y una confianza exterior por parte de Europa que sí reconoce los esfuerzos que está realizando España al haberse afirmado desde la Comisión Europea que se está cumpliendo y avanzando de manera muy tangible en la realización de reformas importantes y duraderas; desde el Banco Central Europeo que aunque queda camino por recorrer, hay efectos muy positivos en las reformas estructurales emprendidas y que España va por el buen camino; y, desde el Fondo Monetario Internacional que la reforma financiera ha conseguido grandes avances y mantiene un buen ritmo; crecimiento que según todo pronóstico, volverá a finales de este mismo año 2013.

 

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