Distancia política

Autor: Mario Ángel García Báscones, diputado de Medio Ambiente y alcalde de Nules

Para saber que los ciudadanos están desencantados con los políticos no necesitábamos una encuesta. Los que asumimos responsabilidades de gobierno en estos momentos, sabemos que esta crisis nos obliga a multiplicar los esfuerzos, porque la gravedad de los hechos económicos ha llevado a la desesperación a muchas personas que esperan soluciones y no las ven a corto plazo.

Este desencanto apunta directamente hacia quien gobierna, quien debe tomar decisiones incómodas e impopulares, a sabiendas de que no existen demasiadas alternativas, porque somos una pieza más de un engranaje mundial del que en su día nos beneficiamos, pero que ahora nos castiga.

En el Partido Popular somos conscientes de que mientras las medidas sean tan duras y los resultados tan difíciles de ver, nuestra popularidad como Gobierno puede caer.

Pero en política, cuando el gobierno flaquea, suele fortalecerse la oposición. Hacen el trabajo fácil, criticar y lanzar propuestas populistas sin tener la obligación de aplicarlas, porque el que se equivoca siempre será otro. Pero se da la circunstancia de que el principal partido de la oposición es el que más se hunde en las encuestas.

Quienes quieren dar ejemplo, quienes parecen tener todas las verdades y todas las soluciones, resulta que son quienes tienen menor credibilidad para los ciudadanos. Así, una vez más se demuestra lo que siempre hemos dicho: el Gobierno del PP es el que está tomando las decisiones que nadie quiere tomar, pero los ciudadanos saben que es por culpa del PSOE. Así de simple.

Ellos, que se empeñan tanto en aleccionarnos sobre lo que hay que hacer para salir del agujero en el que caímos, o al que nos empujaron, que no son capaces de comprender que nadie se cree su discurso, ni tan siquiera sus votantes.

En el Partido Popular, vamos a seguir trabajando porque sólo así se recupera la confianza de los ciudadanos, y lo lograremos cuando empiecen a verse los resultados de una política muy dura, que nos duele y nos incomoda, pero que tiene una meta clara: reconstruir lo que otros no supieron proteger.

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