De la inservible oposición

Autor: Miguel Barrachina Ros, Vicepresidente tercero y Portavoz PP

Coincidí con Francesc Colomer en Les Corts cuando él era diputado de Izquierda Unida, antes de marcharse con el escaño a la ficción política de Nueva Izquierda, para recalar en el PSPV. Era una operación urgente porque ya no podía repetir como diputado en el partido de Anguita, que limitaba a dos legislaturas su continuidad, y la factoría Rubalcaba les organizó una salida decorosa.

 

En aquellas fechas se realizó un curso de lengua de signos que me ha permitido en alguna época signar con cierta solvencia. Entonces Colomer, como hoy, estaba enfrascado en batallas políticas internas y quizá nunca supo que en despachos contiguos se realizaban tareas de aproximación a las personas con diversidad funcional, porque nunca vino.

Fue en un viaje que organicé para personas sordas a Bruselas cuando inicié relación con la que hoy es mi mujer y, junto a la economía, la discapacidad ha sido siempre mi lugar de desarrollo político. Fui ponente nacional de la ley de autonomía personal, de la de lengua de signos y de otras. Mi vinculación con el mundo de las personas con discapacidad ha sido siempre muy estrecho y conservo entre ellos buenos amigos. Por eso me ha dolido el último montaje de Colomer tras el pleno de la Diputación.

 

En ese pleno critiqué que los socialistas hagan un uso sectario, y adulteren las justas reivindicaciones de las personas con discapacidad. “...No solo tienen derecho es que tienen razón todas las personas con discapacidad, sus familias y quienes les ayudan, tienen razón a pedirnos todo lo que ellos estimen conveniente”. Eso es exactamente lo que dije en el pleno, en el que además, tal y como ellos mismos utilizan coloquialmente usé en dos ocasiones la palabra “carrito”, y si alguien entiende, tras la campaña socialista, esta palabra como inapropiada le pido disculpas, pero la he aprendido del propio sector.

Es una pena que el socialismo provincial se esfuerce en hacer fuera lo que ha logrado dentro, que es fraccionar y dividir. A ello, a la pancarta, la pegatina, la manifestación y las campañas de acoso al PP dedican su tiempo en exclusiva. Lo dicho, una pena.

 

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