Constitución, presente y futuro

Autor: Salomé Pradas Ten, senadora del PP de Castellón

Siempre llevo con orgullo haber nacido en 1978, año en el que en España se promulgó nuestra Constitución, ratificada en referéndum por la inmensa mayoría de españoles. Nací con la democracia, con la ilusión de millones de españoles de mirar hacia delante, para crear el mejor futuro, y dejar atrás los peores y más oscuros años de nuestra historia reciente. Había ganas de progreso, de avanzar en derechos, y se logró. Cuando miro hacia atrás, lo hago para detenerme en la transición, para tomar como ejemplo el trabajo realizado por los constituyentes y el inmenso ejercicio de consenso y responsabilidad de los ciudadanos de nuestro país durante esa época.

La transición española es símbolo de concordia, de cómo se pudo acabar con los bandos para construir puentes de unión entre españoles. Por eso no logro entender cómo cuarenta años después, la izquierda no deja de mirar hacia atrás, pero para reabrir heridas que nuestros abuelos y padres cerraron.

La izquierda vive empeñada en desenterrar nuestro peor pasado, en tirar cruces y en reavivar tensiones, desde el sectarismo. Una pena. Por el contrario, desde el PP, desde la derecha moderna, trabajamos por lograr el mejor presente y futuro de todos los españoles, siempre respetando los 169 artículos de la Constitución. Y como dice Pablo Casado, lo hacemos sin complejos.

Trabajamos por la unidad de España, por las libertades en materia educativa, lingüística, religiosa... y por derechos como el de la igualdad, la vida, la seguridad y la justicia.

Felicitémonos, castellonenses, por tener una de las constituciones más garantista en derechos y libertades del mundo. La nuestra, la del 1978, es ya parte de nuestro mejor pasado, pero también garantía del mejor presente y futuro.

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